En lugar de aumentar el indice de lectura en los escolares o acrecentar la lectura en los jóvenes es lamentable que el índice del consumo de cocaína en estudiantes aumente. Como lo demuestra el informe difundido por el presidente ejecutivo de Devida, Rómulo Pizarro, fue elaborado a base a encuestas realizadas a 57,850 estudiantes de las 25 regiones del país, de acuerdo con el publicación, el consumo de estupefacientes en general entre los escolares subió en 18.9%.
En el caso de sustancias derivadas de la cocaína, hubo un incremento de hasta en 460.5% con relación a los datos de otros informes elaborados en 2009. Especialmente en regiones como Amazonas, Junín, Tumbes, Madre de Dios y Ucayali.
Además, el 15.9% de la población escolar -aproximadamente 300,000 estudiantes- manifiesta que le han ofrecido al menos una droga ilegal (marihuana, PBC, cocaína o éxtasis) alguna vez en su vida, y 200,000 aseguran que se las ofrecieron durante el último año.
En el caso específico de la marihuana, entre el 2007 y el 2009, hubo un aumento general del 23% en el consumo. Y en los últimos 30 días, el 51.2% de estudiantes (20,698) ha presentado un consumo problemático de esta droga.
La especialista de Devida (La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas ) Viviana Maldonado manifestó que una de las razones de este aumento tiene que ver con el entorno, en especial con “la disfuncionalidad de la familia”, la falta de respeto entre los miembros de la familia, los problemas, discusiones, maltrato tanto físico como psicológico, etc.
Anteriormente la Comisión Nacional para el desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) desarrollo un estudio llamado “Impacto Social y Económico del Consumo de Drogas en el Perú 2010”, en el que el documento señala, que el consumo de drogas ilegales representa para el país 192.3 millones de dólares (6.8 dólares per cápita) mientras que el costo del consumo del tabaco constituye un costo de siete millones de dólares (0.2 dólares per cápita).
Esta última cifra considera la atención en salud del primer nivel pero no incluye el tratamiento de enfermedades a largo plazo como el cáncer.
“El costo social en el abuso del consumo de drogas no solamente está vinculado a los costos de rehabilitación del adicto, sino que también está asociado a otros factores como violencia doméstica, delincuencia causada por el efecto y la necesidad que siente el adicto de procurarse drogas”, registra el informe.
Por eso la familia no debe dejar a su hijo a un lado, debe estar atento para apoyarlo y ser su soporte y fuerza. Surgiendo la tolerancia y comunicación.
En el caso de sustancias derivadas de la cocaína, hubo un incremento de hasta en 460.5% con relación a los datos de otros informes elaborados en 2009. Especialmente en regiones como Amazonas, Junín, Tumbes, Madre de Dios y Ucayali.
Además, el 15.9% de la población escolar -aproximadamente 300,000 estudiantes- manifiesta que le han ofrecido al menos una droga ilegal (marihuana, PBC, cocaína o éxtasis) alguna vez en su vida, y 200,000 aseguran que se las ofrecieron durante el último año.
En el caso específico de la marihuana, entre el 2007 y el 2009, hubo un aumento general del 23% en el consumo. Y en los últimos 30 días, el 51.2% de estudiantes (20,698) ha presentado un consumo problemático de esta droga.
La especialista de Devida (La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas ) Viviana Maldonado manifestó que una de las razones de este aumento tiene que ver con el entorno, en especial con “la disfuncionalidad de la familia”, la falta de respeto entre los miembros de la familia, los problemas, discusiones, maltrato tanto físico como psicológico, etc.
Anteriormente la Comisión Nacional para el desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) desarrollo un estudio llamado “Impacto Social y Económico del Consumo de Drogas en el Perú 2010”, en el que el documento señala, que el consumo de drogas ilegales representa para el país 192.3 millones de dólares (6.8 dólares per cápita) mientras que el costo del consumo del tabaco constituye un costo de siete millones de dólares (0.2 dólares per cápita).
Esta última cifra considera la atención en salud del primer nivel pero no incluye el tratamiento de enfermedades a largo plazo como el cáncer.
“El costo social en el abuso del consumo de drogas no solamente está vinculado a los costos de rehabilitación del adicto, sino que también está asociado a otros factores como violencia doméstica, delincuencia causada por el efecto y la necesidad que siente el adicto de procurarse drogas”, registra el informe.
Por eso la familia no debe dejar a su hijo a un lado, debe estar atento para apoyarlo y ser su soporte y fuerza. Surgiendo la tolerancia y comunicación.
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